Querida Marca,

La semana pasada compramos cuchillos nuevos en casa, y desde ese día seguimos maravillados de lo bien que cortan. Ahora cualquier corte es más suave, más fino y más seguro.

Lo curioso es que hasta que no hemos comprado los nuevos, no éramos conscientes de lo mal que cortaban los anteriores, por mucho que de vez en cuando yo los afilara. Y es que es normal, porque con los cuchillos pasa un poco como con los cuadernos del cole, que al principio los cuidas mucho y vas con cuidado, pero según pasan los días, acabas cortando con el mismo cuchillo un limón, un tomate, un poco de salchichón, una pechuga de pollo o un filete.

Pues nuestras habilidades y conocimientos son un poco como cuchillos. Al principio están afilados, pero según acabas usándolos para todo, van perdiendo filo, por mucho que de vez en cuando te hagas un cursillo para afilarte.

Quizás ahora, con tantos retos a los que nos enfrentamos, no vendría mal meter un cuchillo nuevo, externo, para ayudarte, aunque sea de manera puntual, con alguno de los cortes que nos va a tocar hacer a todos para dejar el filete impecable y listo para comer. Recuerda que un filo bueno hace todos los cortes más suaves, más finos y, sobre todo, más seguros y que, aunque tú no lo hagas así, en realidad hay un cuchillo para cada cosa.

Cuídate, querida.

Un abrazo!

L.

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