Querida Marca,
ayer le mandé un mail a mi banco, a través del formulario de su web, para preguntarles que por qué no recibía en mi mail el resumen semanal de movimientos (que según la web tengo correctamente dado de alta). Tras un par de correos (al primero me contestaron que «por el contenido de los temas planteados» mejor llamara por teléfono, y les contesté – por email, obviamente – que no creía que contestar eso fuera un tema crítico de privacidad, así que mejor seguíamos por ese mismo canal), me acabaron diciendo que ellos «no tenían constancia de tener ningún tipo de incidencia con la cuestión que les planteaba«.
Supongo que no tener incidencias (o al menos no tener constancia de ellas) les dejará muy tranquilos y satisfechos al equipo de atención al cliente que atiende el canal email, pero yo sigo igual de mosqueado (o más) que antes de enviar el primer correo, porque de lo que yo les preguntaba – o sea, de MI problema – sigo sin tener noticias ni, por supuesto, solución.
¿Ves por qué te insisto siempre en la importancia de que en tus canales no hables de ti, sino de lo que les interesa a tus clientes, Querida? Pues en los canales de atención al cliente, con más razón aún. Y siempre, siempre, siempre, leete las preguntas que te hacen antes de contestarlas. A ver si te vas a estar marcando un «manzanas traigo» como aquí mis amigos del banco…
Cuídate.
Abrazo!
L.