Hola Querida,
el pasado fin de semana nos fuimos a correr una carrera de montaña a Benasque. De camino a la primera de las subidas, el recorrido te lleva a pasar por en medio de Anciles, un precioso pueblo a unos kilómetros de la salida.
Mientras nosotros pasábamos por allí, resoplando y apretando los dientes para mantener el ritmo, un señor estaba azada en mano, concentrado y enfocado en preparar los caballones de su huerto, absolutamente ajeno a los casi 500 que pasábamos por delante suyo.
No deja de sorprenderme la cantidad de segmentos de personas – y por tanto de potenciales clientes – que convivimos a tan solo unos metros unos de otros, con necesidades, inquietudes y escalas de valores tan distintas.
En este caso, a los dos nos podría interesar vestir prendas resistentes, transpirables, ligeras y de secado rápido. Pero seguro que los mensajes, los diseños, los canales de comunicación y ventas, y desde luego los precios, deberían de ser completamente distintos unos de otros.
¿Hace cuánto que no miras fuera de “tu mundo”? Igual te sorprende descubrir que hay muchos más mundos ahí fuera a los que a lo mejor les podrías ofrecer algo, Querida.
Abrazo,
L.