Querida Marca,

Me preguntabas el otro día que por qué destacaba en mi última carta que esa semana te estaba enviando 2, que a ti 2 te parecía fenomenal, pero que el hecho de que yo lo hubiera resaltado te había hecho plantearte, pensando en tu propio contenido, que cuánto era “demasiado”

Y en tu propia pregunta está la respuesta. Los “mucho”, “poco” o incluso los “demasiado” los define quien recibe, nunca quien envía. Porque quien envía vive en su burbuja, pensando que su mensaje, que su historia, que sus cosas, son lo más importante del mundo, y a veces olvidamos que para quien está al otro lado del canal, no lo son. Que tiene otros muchos intereses, y que nuestras cosas solo ocupan una fracción de su tiempo y su interés.

Por suerte, tenemos métricas, y cuando saturamos a la audiencia, se cae la atención y la interacción, signo inequívoco de que hemos tocado (y quizás superado) nuestro tope. Que estamos poniendo más comida en el plato de la que son capaces de – o quieren – consumir. Y cuando llegamos a ese punto, toca recular y reducir, o buscar nuevos comensales más hambrientos.

Y puestos a elegir, mejor dejarles siempre con la sensación de que les cabría un poco más que con sensación de pesadez. Nadie quiere ser esa abuelita que siempre te echaba un cazito más aunque tú le insistieras que no podías más. Porque acababas por no ir a comer a su casa por no discutir.

Un abrazo!

Cuidate.

L.

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