Hola Querida,
Ayer se me ocurrió preguntar en Twitter y en Linkedin en qué se diferenciaba un blog de una newsletter. Y lo poco que me quedó claro con todas las respuestas que me dio la gente es que no existe una definición única.
De hecho, estos mismos mails que nos mandamos de vez en cuando tú y yo, si los hiciéramos públicos y diéramos la opción de suscribirse a la gente, para algunos sería una newsletter y para otros no. Por no tener periodicidad fija, por incluir el texto completo, por ser un único contenido y no un montón de «previews» de muchos contenidos, por tener un repositorio accesible de anteriores envíos o por otras muchas razones.
Pero al final, es una discusión casi más semántica que otra cosa. ¿Qué más da cómo lo llamemos? Lo importante es saber si a alguien le interesaría recibirlos y los leería. Si lo quieren llamar blog, newsletter o Manolito es lo que menos debería preocuparnos.
Que a veces nos perdemos en los nombres, y no bajamos a lo que de verdad importa: El interés que somos capaces de generar con lo que hacemos. Y que cada uno lo llame como quiera.
Cuídate!
Abrazo,
L.