Querida Marca,

el otro día al llegar a casa tenía una carta en el buzón. Era de mi antigua comercializadora eléctrica. Sí, yo soy de esos que con todo este lío actual ha hecho números y buscado la mejor opción, y en mi caso eso ha implicado cambiar de proveedor. ¿Qué crees que decía esa carta?

No, no era una oferta para tratar de captarme (eso ya lo intentaron en dos llamadas telefónicas hace unas semanas), era una carta para darme las gracias por el tiempo que había sido su cliente y para decirme que, si en algún momento me lo replanteaba, estarían encantados de volver a ser mi comercializadora.

Nada más. Bueno, alguna cosa más, pero eso es lo que se me queda en la memoria de toda la carta.

¿No te parece bonito (y sencillo), Querida? No olvidemos nunca que quien un día fue cliente, puede volver a serlo en el futuro. Dejemos puertas abiertas siempre…

Cuídate!

Un abrazo,

L.

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