Querida Marca,
aún sigo dándole vueltas al tema que me llevó a escribir el artículo de esta semana en el blog. Todo viene de una percepción que tenía de que últimamente las páginas web de las marcas (que deberían ser su principal punto de contacto digital con su audiencia) se están convirtiendo en meras tiendas.
En pos de una optimización de esa parte de lo que supone ser un negocio, todo se orienta a mostrar mucho producto y poner fácil el paso por caja, dejando de lado el lucir, sacar pecho o simplemente compartir y sacar a la luz aquello que nos hace únicos, o al menos diferentes.
Si al final tu página web va a ser tan parecida a la de tu competencia (otro problema de la ultra-optimización, que todos acabamos usando los mismos patrones) o incluso a la de grandes plataformas, ¿cómo hacemos para construir ese vínculo, esa relación, esa preferencia? ¿no estamos corriendo el riesgo cierto de convertirnos en proveedores Y NADA MÁS?
Desde luego, el camino más rápido para hacernos intercambiables es precisamente ese, confundirnos con la masa y no tener personalidad alguna. Luego no nos quejemos a futuro….
No lo veo, Querida, no lo veo.
Abrazo!
L.