Querida Marca,
El otro día me hicieron una resonancia (nada grave, tranquila), pero esta vez, a diferencia de las anteriores, me hicieron tumbarme boca abajo. Y simplemente con eso, la experiencia fue totalmente distinta, y me dio cero agobio.
El mero hecho de NO tener a escasos centímetros de los ojos la tapa del ataúd, me hizo olvidarme de que estaba ahí dentro. Y es que, a veces, quedarnos mirando fijamente a lo que nos agobia no hace sino empeorar la situación, y un simple cambio de posición nos permite volver a mirar a lo lejos, nos desbloquea, y nos permite reenfocarnos y no sobreactuar frente a algo que solo estaba en nuestra cabeza.
Que no nos deslumbren los faros, Querida, que no somos conejos.
Un abrazo!
L.