Querida Marca,
Por fin se acaba este 2020. El año de la pandemia, de los sustos, la incertidumbre, los cambios de rumbo e incluso de las improvisaciones. Pero tampoco te engañes, el hecho de pasar de Diciembre a Enero no va a cambiar nada. El cambio de año es solo un número, y además inventado. Otro capricho más del hombre para controlar el paso del tiempo. Ni los problemas se van a evaporar mágicamente, ni el viento va a empezar a soplar a favor porque sea 1 de Enero de 2021.
Ahora la tradición manda hacer balance del año, analizar lo vivido, hacer de futuróloga y marcarte objetivos. Y con todo eso, definir la estrategia del año. No seré yo quien te diga que no lo hagas, aunque ya sabes que no soy muy fan de esos procesos, mezcla de autoengaño y autosugestión.
Sé que al final harás lo que quieras, como siempre, pero permíteme que te dé un consejo, que además no es ni de primera mano, porque lo he robado de la (muy recomendable) newsletter de soluble: «los planes hay que dibujarlos a lápiz para que se puedan borrar fácilmente«. A día de hoy – y aún más a día de mañana, visto lo visto – es más importante ser rápida de pies y flexible de cintura que tener un excel con todas las celdas rellenadas. Tiene más valor saber jugar con las cartas que nos caigan que haber definido por escrito las cartas que querríamos tener. Y tú eres buena jugando, Querida, eso lo sabemos los dos!
Así que cierra en alto, descansa y empieza el año sonriendo, que parece que el croupier ya está barajando otra vez.
Cuídate!
Abrazo,
L.