Querida Marca,
Cada vez tengo más claro que el nivel de desencanto de la gente con las marcas está llegando a cotas difíciles de romper. Y la culpa la tienen las promesas grandiosas (y vacías) en las que se han convertido muchos discursos de marca. No caigas tú también en eso.
Grandes palabras lanzadas de cara a la galería que nunca llegan a convertirse en hechos tangibles, y si lo son, es a tan pequeña escala que resultan ridículos frente a las promesas originales. Como dice este artículo, «sencillamente hay demasiadas (marcas) Madre Teresas«.
El momento de las palabras y los discursos ya ha pasado. Ahora toca agachar la cabeza y hacerlos realidad. Centrarnos en la gente a la que sí que tenemos llegada, y ayudarles a convertirse en eso que se quieren convertir y que nosotros decimos que sabemos hacer. Y que nuestras acciones hablen por nosotros, que nuestros clientes sean los que le pongan palabras a los hechos.
Let’s walk the talk, que dirían los británicos.
Demos el primer pasito.
Abrazo!
L.